Osteología
La osteología es una rama de la anatomía
descriptiva
que trata del estudio científico del sistema óseo en
general y de los huesos que
lo conforman en particular. El esqueleto es la armazón del cuerpo humano,
formado por 206 huesos que sirven de sostén y protección. Situados en medio de
partes blandas, sirven a éstas de apoyo y aún a veces presentan cavidades, más
o menos profundas para alojarlas y protegerlas.
Funciones de los huesos
Los huesos, vistos tanto como
unidad o conjunto, poseen cuatro funciones:
Funciones de los huesos
- Estructurales: Los huesos dan estructura y forma al cuerpo, siendo el soporte principal de éste. Es la función más importante que poseen.
- Locomotor: Resultado de la interacción de los huesos con los músculos y las articulaciones, permitiendo el movimiento.
- Hematopoyética: Se encargan de la producción de ciertos componentes de la sangre, por medio de la médula ósea roja.
- Almacén de calcio y fosfato: Los huesos suponen un almacén tanto de calcio como de fosfato, y tanto el depósito de éstos como su movilización del hueso contribuyen a mantener las concentraciones de ambas especies dentro de unos niveles adecuados.
- Sostén: los huesos son el soporte de los tejidos blandos, y el punto de apoyo de la mayoría de los músculos esqueléticos.
- Protección: los huesos protegen a los órganos internos, por ejemplo el cráneo protege al encéfalo, la caja torácica al corazón y pulmones.
- Movimientos: en conjunto con los músculos.
- Homeostasis De Minerales: el tejido óseo almacena calcio y fósforo para dar resistencia a los huesos, y también los libera a la sangre para mantener en equilibrio su concentración.
- Producción De Células Sanguíneas: en la médula ósea roja (tejido conectivo especializado) se produce la hemopoyesis para producir glóbulos rojos, blancos y plaquetas.
- Almacenamiento De Triglicéridos: la médula ósea roja es reemplazada paulatinamente en los adultos por médula ósea amarilla, que contiene adipocitos.
Tipos de tejidos óseos
EL hueso esponjoso, sinónimo de hueso trabecular
o hueso esponjoso, es uno de los dos tipos de tejido óseo que forma los huesos.
En comparación con el hueso compacto, tiene una superficie mayor, pero es menos
denso, más suave, más débil y menos rígido. Por lo general se produce en los
extremos de los huesos largos, en las proximidades de las articulaciones y en
el interior de las vértebras. El hueso esponjoso está muy vascularizado y con
frecuencia contiene la médula ósea roja, donde la hematopoyesis, o producción
de células sanguíneas, tiene lugar. La principal unidad anatómica y funcional
del hueso esponjoso es la trabécula.
Tipos de tejidos óseos
Médula ósea
Periostio (1) y médula ósea (2) en la diáfisis
del fémur. Parte del periostio ha sido separada hacia la derecha.
Existen
dos médulas óseas: la roja y la amarilla.
Médula ósea
La médula ósea roja
(medulla ossium
rubra), cuyos detalles de estructura se estudian en histología, tiene el
aspecto de una masa roja suave, compuesta de tejido reticular en cuyas mallas se encuentran los
elementos celulares relacionados directamente con la hemopoyesis y la formación
del hueso (osteoblastos o creadores de hueso y osteoclastos o destructores de
hueso). La médula roja está infiltrada de nervios y vasos sanguíneos que nutren no sólo a la propia médula, sino a
las capas internas del hueso. Los vasos sanguíneos y los elementos de la sangre son los que le dan el color rojo a la médula
ósea.
La médula ósea amarilla
Medulla ossium flava,
debe su color a las células adiposas, componentes principales de la
misma.
Durante el desarrollo
y crecimiento del organismo, cuando se
exige una función hemopoyética y osteogenética intensificada, predomina la médula ósea roja (en el embrión y en los recién nacidos existe,
exclusivamente, médula ósea roja). A medida que el niño va creciendo, la
médula roja es sustituida paulatinamente por la amarilla que, en los adultos,
llena todo el espacio medular de los huesos largos. Por su exterior, excepto en las
superficies articulares, el hueso está cubierto por una envoltura externa, el
periostio.
El periostio es una película fina y consistente de tejido conjuntivo, de color rosa pálido, que rodea
al hueso por su exterior, hallándose insertado al mismo por medio de haces de
tejido conjuntivo, las fibras perforantes, que penetran en el hueso a través de
unos conductos especiales. El periostio se compone de dos estratos: uno
superficial (fibroso) y otro profundo o interno, osteogenético (llamado también
cambium).
El periostio es rico
en nervios y vasos, gracias a lo cual participa en la
nutrición y en el crecimiento del hueso en espesor. La nutrición se verifica a
expensas de los vasos sanguíneos que pasan en gran número del periostio al
estrato externo (cortical) del hueso, a través de los múltiples orificios
vasculares (foramina nutritia, o, más exactamente, vasculosa); el crecimiento del
hueso corre a cargo de los osteoblastos, localizados en el estrato interno,
adyacente al hueso (cambium).
Las superficies
articulares de los huesos, libres de periostio, están cubiertas por cartílago articular que ofrece la estructura
corriente de los cartílagos hialinos. Así, pues, en la comprensión del hueso
como órgano, entran el tejido óseo que forma la masa fundamental del mismo, y
también la médula, el periostio, el cartílago articular y numerosos nervios y vasos sanguíneos.
Tipos de huesos
Según sus dimensiones, podemos
clasificar a los huesos en:
a)
Huesos largos: Son el tipo de hueso
en el que predomina la longitud por sobre sus otras dimensiones. Este posee dos
extremos o epífisis, donde
suelen conectarse con otros huesos en articulaciones; un cuerpo o diáfisis, compuesto
sólo por tejido óseo compacto, presentado en su interior sólo un canal llamado conducto medular, relleno de
médula ósea amarilla; y la zona de unión o límite entre epífisis y diáfisis,
conocida como metáfisis, formada por
un disco cartilaginoso que permite el alargamiento del hueso. Este
tipo de hueso se encuentra en las extremidades superiores e inferiores. Los
huesos largos son huesos duros y densos que brindan resistencia, estructura y
movilidad, como el fémur (hueso del muslo). Un hueso largo tiene una diáfisis y
dos extremos.
Asimismo, hay huesos en los dedos de las
manos que se clasifican como "huesos largos", aunque sean cortos en
longitud, lo cual se debe a la forma y no al tamaño real.
Los huesos largos contienen médula ósea amarilla
(En la Diáfisis) y médula ósea roja (En la Epífisis)
b)
Huesos cortos: Los
huesos cortos en el cuerpo humano tienen forma redondeada y cúbica, con
mediciones de largo, ancho y alto aproximadamente iguales.
Tipos de huesos
Estos huesos abarcan los huesos carpianos
(manos, muñeca) y los huesos tarsianos (pies, tobillos), también se encuentran
en las vertebras
Además hay otro tipo de huesos pequeños,
formados por tejido laminar compacto por fuera, y tejido laminar esponjoso en
el centro. A éste tipo de huesos pertenecen los carpos y tarsos. Además, se
establecen en dos subclasificaciones:
Ø
Huesos sesamoideos, un tipo de
hueso corto que es encontrado en relación a un tendón, con la función de
mejorar la mecánica articular. El ejemplo más claro es la rótula o patela, están
en algunos tendones, a los que protegen del uso y desgarro excesivos.
Ø Huesos supernumerarios, tipo de hueso corto
que no se encuentra en todas las personas.
c) Huesos planos: Son el tipo de hueso
donde predomina la longitud y el ancho sobre su espesor. Están formados por tejido laminar
compacto por fuera, denominado áploe, y tejido laminar esponjoso en el centro,
denominado diploe. Este tipo de huesos se encuentra formando cavidades en el
cuerpo, como los huesos del cráneo, de la caja torácica, entre
otros.
d) Huesos irregulares: Todos aquellos huesos
que por su forma no se pueden clasificar en otro tipo. A éste tipo de huesos
pertenecen las vértebras. Además,
dentro de esta clasificación se encuentran los huesos neumáticos, que poseen
cavidades llenas de aire. Los huesos que forman la cara tienen esta
característica.
Estructura de los huesos
La unidad estructural del hueso visible a la lupa, o con microscopio de poco aumento, es el osteón o sistema haversiano, es decir,
el sistema de laminillas óseas dispuestas concéntricamente alrededor de un
canal, el conducto de Havers, que contiene vasos y nervios.
Los sistemas de Havers no están
aplicados uno al otro íntimamente, y los espacios entre ellos se encuentran
llenos de laminillas óseas intermedias o intersticiales. Estas laminillas no se
hallan distribuidas de un modo desordenado, sino en correspondencia con la
carga funcional del hueso: en los huesos largos (tubulares) se disponen paralelamente al eje
longitudinal; en los esponjosos (huesos cortos), perpendicularmente al eje vertical; en los huesos planos del cráneo,
paralelamente a las superficies del hueso y radialmente.
Junto con las laminillas intersticiales los sistemas
haversianos constituyen la capa media fundamental de la substancia ósea,
cubierta por dentro, del lado del endostio, por una capa interna de laminillas
óseas ordinarias y por el exterior, del lado del periostio, también por una
capa externa de tales laminillas. Esta última se encuentra atravesada por vasos sanguíneos que van del periostio a la substancia ósea, por el interior
de los canales perforantes (de Volkmann). El inicio de estos canales se observa
en el hueso macerado en forma de múltiples orificios vasculares (foramina
vasculosa s. nutritia). Los vasos sanguíneos, al pasar por los
canales perforantes y de los osteones (de Havers), aseguran el metabolismo en
los huesos.
La agrupación de osteones forman elementos de mayor volumen,
las trabéculas de substancia ósea, que pueden observarse a simple vista en los
cortes de hueso o en las radiografías. De esas trabéculas se forman dos clases
de substancia ósea; cuando ellas se aplican una a la otra estrechamente,
constituyen una masa sólida, la substancia compacta. Si por el contrario, están
agrupadas laxamente, formando series de poros o cavidades en forma de esponja, constituyen
la substancia esponjosa o trabecular.
La distribución de las substancias compacta y esponjosa
depende de las condiciones funcionales del hueso. La substancia compacta se
encuentra en aquellos huesos y partes de los mismos que cumplen preferentemente las
funciones de sostén (puntales) o de movimiento (palancas), por ejemplo, las
diáfisis de los huesos largos. En los casos en que, a pesar del gran volumen,
es preciso conservar la ligereza, sin menoscabo de la solidez, se forma la
substancia esponjosa, por ejemplo, en las epífisis de los huesos largos.
Las trabéculas de
substancia esponjosa no se localizan al azar, sino de modo reglamentado, en
dependencia también de las condiciones funcionales en que se encuentra un hueso
dado o una de sus partes. En la medida en que los huesos soportan una acción
doble, de presión y de tracción de los músculos, las
trabéculas óseas están dispuestas en la dirección de las líneas de fuerza de
compresión y distensión. De acuerdo con las diversas direcciones de esas líneas
de fuerza, los distintos huesos e incluso partes de los mismos, presentan una
estructura diferente.
En los huesos de
cubierta de la bóveda del cráneo, que
realizan preferentemente la función de protección, la substancia esponjosa
tiene un carácter especial que la distingue de los restantes huesos que tienen
las 3 funciones del esqueleto. Esa substancia esponjosa se denomina diploe
(doble), por estar formada de cavidades óseas irregulares dispuestas entre dos
láminas óseas, una externa y otra interna. A esta última se le llama también
lámina vítrea, ya que en los casos de traumatismo se fractura con mayor facilidad
que la externa (fig. 3). Las cavidades contienen la médula ósea, órgano de
la hemopoyesis y de defensa biológica del organismo. Ella
participa también en la nutrición, desarrollo
y crecimiento del hueso. En los huesos largos, la médula ósea se encuentra en el
conducto central de los mismos, denominado por ello conducto o cavidad medular.
Los
huesos se clasifican en diversos tipos según su forma. Un hueso largo (como el
fémur o el húmero) consta de las siguientes partes:
1.
Diáfisis: es el cuerpo o porción
cilíndrica principal del hueso.
2.
Epífisis: son los extremos proximal y
distal del hueso.
3.
Metáfisis: es el sitio de unión de la
diáfisis con la epífisis; su espesor va disminuyendo con la edad.
4.
Cartílago articular: es una capa delgada de
cartílago hialino que cubre la parte de la epífisis de un hueso que se articula
con otro hueso.
5.
Periostio:
es una capa resistente de tejido conectivo denso que rodea la superficie ósea
que no tiene cartílago articular. Protege al hueso, participa en la reparación
de fracturas, colabora en la nutrición del hueso, y sirve como punto de
inserción tendones y ligamentos.
6.
Cavidad medular: es el espacio interno de la
diáfisis que contiene a la médula ósea amarilla grasa.
Estructura de los huesos
No hay comentarios.:
Publicar un comentario